El tiempo no me deja romperme. Yo solo pienso desvanecerme. Que el mundo haga lo que quiera con lo que quede, no sólo de mí, sino de todos ustedes. ¿Existirá algo tan valioso como los fragmentos del corazón? Que son arrojados sin temor por la muerte que otra vez me hace ver como se burla de mí y me hace no querer verle. Cuanto aliento podremos gastar hasta quedarnos vacíos y comenzar a respirar. Porque de verdad, duele pensar que pisamos el mismo mundo. Duele pensar que respiramos el mismo aire. Duele pensar que pensamos igual. Que vivimos igual. Que deseamos igual. Y como duele pensar que moriremos igual. Sin saber en qué pensar. Cuando será ese gustoso final en que contemplemos el silencio de una pieza magnífica en un tono descomunal. Eso me hace imaginar que haré a partir de ahora: tocaré y compondré, los más hermosos recuerdos hechos arte. Y cada espacio, cada silencio, lo sentiré desde dentro. Nacerá como el tiempo que me ha enseñ...