Una vez más.
Contábamos esos días en que todo era un juego.
Corríamos sin razón en búsqueda de un sueño
Eran los días en que los problemas eran realmente
insignificantes.
Lucíamos espectaculares,
no parecíamos seres carnales.
Instintivos pero amigables,
pequeños e insensatos animales.
Éramos nosotros nuevos mortales.
Todos fuimos inocentes magos,
puede sonar raro,
pero veíamos detalles en todos lados.
La verdad no luce diferente,
es preciosa,
pero todo se deforma como una aurora
cuando la corrupción de la realidad
nuestra alma devora.
Cuando crecimos y perdimos
la capacidad que al nacer adquirimos,
¿habremos dejado una marca denotando su existencia?
O todo se fue como resultado de una mejor consciencia
y así mismo logramos determinar el destino
de los humanos, del mundo y la existencia.
Volver atrás sería ideal
manteniendo el saber de lo que está bien y lo que está mal.
Pero en vez de volver a evolucionar
quedarnos estancados una vez más,
en la dicha de esa antigua felicidad.
Una vez más volver a jugar.
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