Más con menos


No hay razón para debatir
sobre la irónica fiesta del convivir
que nos incita a analizar las verdades
que se ocultan, impresionan, y evaden.

Gestos inconexos
a pensamientos superpuestos.
Comportamientos imperfectos
en un paraíso de tropiezos.
Que sabrá tener mil nombres
y podrá saber mil vidas,
pero nunca completa sus esquinas,
vacías y esperando a ser llenadas,
curtidas y esperando a ser limpiadas,
extrañas, odiando tanto olvido
hecho por cada amigo
que desentraña lo dormido.

Sería imposible fallarle al verso
diciendo que nada inspira, y que miento,
pero son muchos los recuerdos
que se podrían relacionar.
Es fácil recrear
existiendo tantas verdades;
habiendo tantas personas,
tantos idioma;
perspectivas.

En un mundo donde hace falta probar lo cierto,
acostumbramos a crear más con menos.
Nos obligamos a tender la mano
a nuestro propio ego
a nuestro propio abismo
a nuestros propios sueños
Que luchan por significados.

¿Hará falta pensar más esto?
El destino y la suerte.
La bondad y la malicia.
¿Tendrán colores las sonrisas?
O serán todas iguales.
¿Cabrán las aves en una bolsa?
O lucharán por libertades.

La vida viaja sin prisa.
No tiene enemiga.
No hay nadie que se pierda
descubriendo lo oprimido
teclas, cuentos, hombres
socorridos
por voces ajenas al momento;
voces sin tiempo,
lápices finos.

Lo sospechoso es sólo externo.
De experiencias aprendimos
a caernos levantando
palabras que escupimos.

Concluyo y lo repito, quizá por menso,
vivimos en un mundo obligado
a hacer más usando menos.

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