Enséñame a ser feliz


Enséñame a querer, querida.
Enséñame a seguir; con vida.
Enséñame a reír, y a creer
que no todo siempre
será media noche o medio día.

He soñado con serlo
y que en algún momento de estos
se desvanezcan los tormentos
que mi propio ego impone.
Y que de tanto dispone
la poesía, para hacerme transformarle,
pero que pronto pierde sus mensajes,
y necesita una nueva imagen y color.

Enséñame a ser feliz, Poesía.
Pero no tú,
si no la real, verdadera, y única poesía.
No una rima,
no una vida, un deseo, un intento.
Sino usted, Poesía Real;
que es tan grande, y tan amada,
por mí, por ser amiga,
mi único recuerdo mi único final.

Acompáñame poesía,
tú que sólo eres letras, recursos, y sonidos.
Pero además, que eres mi aliento, mis suspiros, mi agonía.
Acompáñame por toda esta vida.

Y sí toca pasar por otra
y olvidarme de tus crías;
enséñame a ser feliz
creando nuevas sinfonías.

Porque sólo tú, poesía, podrás ser dueña de mi vida.

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