Palabras bonitas

¿Acaso juzgaremos las palabras?

Cada día, cada noche, cada tarde

pensamos con palabras,

imágenes pocas son las que soñamos.

Todo lo queremos transformar,

a todo le queremos conceder una etiqueta.

Una palabra sin corazón.

Hacemos frases, componemos versos;

Explicamos, relatamos, opinamos.

Suponemos

todo es una ilusión

Cuando no vemos

que todo es tal como lo decimos

Cada palabra es un mundo.

Y vivimos haciendo fiestas.

Intercambiamos palabras, intercambiamos velas.

Cada lágrima es un cumplido.

Cada color es sólo un ruido.

Cada expresión un diminutivo

de todo lo que en verdad

genera nuestro interior.

Y muchos son los que con palabras bonitas

se desarrollan y envuelven

regalos de placer y de dolor.

Regalos que son como maldición.

Regalos que carecen de la emoción

de dar algo con fe a ser agradecido.

Muchos somos los que perdemos y fallamos.

Muchos son los que no dejan de intentarlo.

Muchos somos los que pensamos e imaginamos

como hacer que las palabras sean verdaderamente bellas.

Palabras dedicadas a la naturaleza, a lo hermoso, a lo eterno.

Y no a lo ficticio, lo costoso, lo externo.

Muchos son y serán siempre,

los que piensen antes de escribir sus palabras,

si son tan perfectas para mencionarse...

Qué gran fallo es pensarlo,

pensar que algo pueda dejar de ser tan hermoso

para que nos quede más atractivo y más forzado.

Lo honesto no es real, puesto que

no podría vivir si tiene que brillar en nuestro mundo.

Las palabras que decimos son lo que son, y fueron alguna vez,

bellos colores.