¿Qué más se puede hacer?
Siempre me he esforzado por transformar los
sentimientos negativos en una oportunidad positiva, en un aprendizaje con
significado, en una pequeña alegría abstraída. Pero, he llegado a pensar que no
siempre se hace posible cumplir esos pequeños objetivos. En la práctica de
nuestros propósitos buscamos que las probabilidades; dependientes de nuestra
habilidad, nuestro talento, nuestros dones, giren en torno a nuestro éxito.
En el camino siempre encontraremos cambios,
la historia, la vida, tiende a imitar el juego de nuestro corazón. A veces, no
estamos acostumbrados a escucharnos, a entendernos, y por ello, nos olvidamos
de que más que una mente, somos un organismo. Organismo que es todo gracias a
cada uno, a cada uno de los órganos que le conforman y se encargan de mantener
la vida de nuestro cuerpo.
Hay cosas que no siempre se podrán
arreglar, hay cosas que van mucho más allá de nuestro cuerpo, y que son también
la manifestación de él. Del ello, y del todo.
Lo intentamos y lo intentamos, damos todo,
cambiamos, y lo volvemos a intentar. Aun así, reconocemos que no se puede hacer
más, que ya no depende de nosotros.
Cuando nuestro apoyo se queda sin fuerza,
es allí cuando nos preguntamos: ¿Y qué más se puede hacer?
Comentarios
Publicar un comentario