El dilema de un poeta
Comienzo a darme cuenta la verdad tras mis escritos, la
verdad hacia mí mismo, oculta y manifiesta en mis escritos... Amo la poesía,
pero odio ser poeta. He amado tanto lo que he escrito, lo que otros escriben,
los sentimientos que convergen y tergiversan transformándose en una cadena de
inspiración inigualable en el arte. He amado tanto este arte, que lo considero
la primicia de todo, y de todos los demás.
He tenido que aceptar cada hecho de mi vida, relatármelo a mí
mismo, como si fuese una película. He pensado e imaginado tanto, pero
tantísimo, los miles de desarrollos y finales que pudiesen acontecer... que he
sacrificado el hecho de intentarlo, y de por mí mismo florecer. Me he
convertido en una herramienta de la propia poesía. En su sirviente, nunca su
esclavo, pero si su sirviente. Le sirvo con agradecimiento, con humildad, con
absoluta alegría, cada vez que me necesita. Eso... eso me hace ser así.
Y por eso me doy cuenta que es la hora de abrir nuevos
caminos, nuevas formas de servirle a mi querida amiga. Nuestra vida es un
homenaje, un tributo a lo que fue y la base de lo que vendrá. Por ello sé que
nunca la perderé, que nunca dejará de estar en mí, de ser mi recuerdo y mi
memoria, mi sonido y mi ruido, mi aroma y mis latidos, de ser mi verdadera voz.
Poesía, ha caído ante ti otro soñador diurno, otro morador
de sensaciones, otro vagabundo.
Pero no te desesperes, porque esta vez el frente de batalla no
trae armas consigo... sino un sin fin de poderes ideales, una infinita voluntad
de guerra, un último deseo de hacer feliz a la tierra.
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Así que, bien, se acercan muchos más cambios al blog. Desde su nombre y dominio(enlace) hasta el diseño de las entradas y quién sabe si el diseño entero... Intentaré sumarle nuevos estilos, y por lo tanto habrán más entradas a la semana, además seguramente cree un blog secundario para hablar sobre otros temas.«Las palabras maduran con la edad pero también pierden su color.»
— Nevin, dragón anciano.
Nunca perdamos nuestro verdadero color.
Nunca sabremos cuál es, o cuáles son.
Pero, tratemos de nunca dejarlos ir. — Saint Sias.
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