Promesas I

Aunque nos vistamos de fuego,
y la vida sea un juego.
Aunque el fin nos llegue,
y nos nutra y nos tiente,
a negar ser moradores abnegados.
Por salvar a otros seres
que no saben ni vivir, ni respirar,
ni amar, ni soñar, ni morir, de verdad.

Aunque vistamos con fuego
y se quemen los miedos.
Nos limpiemos de dentro y
nazca otro ser,
más puro, más noble, más bello ser.
Seguiremos amando la misma tez,
a la misma persona que nos costó creer
que con el pasar del viento y del tiempo
sería un coprotagonista de nuestra historia.

Tan mágica, tan ilusionada, pero real
historia.

Aunque nos vistamos de blanco, de púrpura,
de negro... Nada cambiaría lo que siento.
Porque lo que nace desde el alma

se crea en el mundo y nunca muere.

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