Adicto al sentimiento
Adicto a las cosas tristes
Al sufrimiento y al mal color.
Adicto a reir, a llorar,
a vivir y a sentir lo que otros fingen.
A ver historias que de nostalgia gozen,
que con el destino acaben y los sentimientos puros tienten.
Historias que se van, que nos muestran su sonrisa,
que a pesar de ser tan tristes
nuestra mente llenen,
que la imaginación engañen sumergiendo nuestro ser
a un final distinto, uno feliz, como nuestro ego crea y nos haga creer.
Adicto a las cosas tristes
Adicto a la pena y al dolor,
Fanático de las novelas, los cuentos, las historias
que honor hagan a la tragedia y al recuento.
La vida pasa y se va como ellas,
en un momento,
y la verdad es que el destino duele,
no hay nada mejor que prepararse para ello.
Porque hay historias que a nuestro corazón devoran.
Que a nuestro cerebro llaman y le demuestra que pueden
que sí transforman.
Porque hay tragedias que invaden al alma,
que nuestra calma merman y nos encanta,
porque sabemos que ver la vida siempre se puede
pero saber vivir nunca se sabe.
Y reimos al llorar, tan esperado final,
nada que nuestra mente sacie,
dulce dolor, dulce amargura,
cuando se acerca el llamado, el ultimo segundo,
una palabra es suficiente para cambiar la verdad,
y allí lloramos sonriendo, ese pequeño momento, es felicidad.
Ese momento en que digo gracias con total sinceridad.
Por una historia que enseña y se titula «Como es el Arte de Verdad».
Al sufrimiento y al mal color.
Adicto a reir, a llorar,
a vivir y a sentir lo que otros fingen.
A ver historias que de nostalgia gozen,
que con el destino acaben y los sentimientos puros tienten.
Historias que se van, que nos muestran su sonrisa,
que a pesar de ser tan tristes
nuestra mente llenen,
que la imaginación engañen sumergiendo nuestro ser
a un final distinto, uno feliz, como nuestro ego crea y nos haga creer.
Adicto a las cosas tristes
Adicto a la pena y al dolor,
Fanático de las novelas, los cuentos, las historias
que honor hagan a la tragedia y al recuento.
La vida pasa y se va como ellas,
en un momento,
y la verdad es que el destino duele,
no hay nada mejor que prepararse para ello.
Porque hay historias que a nuestro corazón devoran.
Que a nuestro cerebro llaman y le demuestra que pueden
que sí transforman.
Porque hay tragedias que invaden al alma,
que nuestra calma merman y nos encanta,
porque sabemos que ver la vida siempre se puede
pero saber vivir nunca se sabe.
Y reimos al llorar, tan esperado final,
nada que nuestra mente sacie,
dulce dolor, dulce amargura,
cuando se acerca el llamado, el ultimo segundo,
una palabra es suficiente para cambiar la verdad,
y allí lloramos sonriendo, ese pequeño momento, es felicidad.
Ese momento en que digo gracias con total sinceridad.
Por una historia que enseña y se titula «Como es el Arte de Verdad».
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